Mi primera confesion
En mis monótonos días, encuentro aquella pequeña compuerta que me lleva a lo desconocido, a lo deslumbrante, a lo que a mi parecer no estaría dentro de mis capacidades de llevar acabo: entre sus bellos ojos. No se si es una tontería escribir sobre nuestra historia, pero lo haré. Nuestra pequeña pero asombrosa historia de "amor" se basa simplemente en miradas, suspiros y sonrisas. Sí, no es más, tampoco es una historia que toque a fondo en mi vida, ni en la de él, pero a llegado a inspirarme, tanto que me encantaría contárselo a cientos, no, perdón, a miles de personas, aquellas que pasan frente mio si es necesario, así no los vea otra vez en el transcurso de mi vida. Debo aceptar que esto me generó uno que otro suspiro ante la luna mientras mis pensamientos se llenaban de pequeños pero hermosos fragmentos de su silueta, de las facciones de su cara, del sonido de su risa, de su particular manera de tratar de entablar una conversación conmigo, aún sabiendo que yo respondería muy cortante, no dando oportunidad de generar algo más en esos momentos. Él llegó solamente para mostrarme la vida a través de sus ojos y créeme, me encantó la vista. No digo que "no halla encontrado otra persona con aquellas características", tampoco voy a decir que "no he llegado a sentir esto con nadie más sino solo con él", sería muy absurdo de mi parte llegar a esa conclusión, pero como lo dije antes, su personalidad y manera de ser llegó a cautivarme, llegó a tocar las fibras de mi frió corazón. Creo que pedí tanto encontrar el "amor" que el cielo conspiró a mi favor, haciendo que nuestras vidas se cruzaran en el momento exacto. No me arrepiento de no haberlo conocido antes, pues, en ese instante no era consiente de lo que verdad estaban buscando mi corazón y mi razón. No me hubiera gustado conocerlo después, ya que no hubiera tenido el mismo efecto en mi interior, tal vez ni me hubiera llamado la atención y esos recuerdos nunca habrían existido. Siempre he tenido presente el "nada pasa por casualidad" y esta frase llegó a tener mucho sentido el día en que por vez primera nuestras miradas se cruzaron en un lapso no mayor a 5 segundos. 5 segundos que valen oro, que demuestran que algo bello puede surgir de entre los peores escenarios de la realidad. 5 segundos que marcan un comienzo y un final. Me alegra haberlo conocido. No es una historia cliché de estas en las que dos personas por casualidad se conocen, sienten atracción el uno por el otro, salen durante un tiempo, para luego darse cuenta de que están o no están enamorados y su pasión se cura con la propia locura de su querer. Luego de unos tantos meses se acaba el supuesto enamoramiento, el supuesto amor, se acaba el "estoy loco por ti, me encanta todo de tu ser" y nace el "ya me aburrí de tus pequeñas pero molestas costumbres, de las facciones de tu rostro, de tu manera en la que callas y arrugas tu frente cada vez que algo te molesta", no, esta no es así, pues nos quedamos a mitad de camino de un gusto, de un "¿Saldrías conmigo?", "¿Por qué no caminamos un rato?" la verdad, ni llegamos a conocernos el uno al otro, pero, me encantó bailar con él esa noche, ver su sonrisa tan de cerca y sentir la satisfacción de que yo generé aquella bella sonrisa. Me alejó de recuerdos dolorosos con unas pocas palabras, sumadas a su carisma con la que me hablaba, la manera en que sus ojos se llenaban de ternura cada vez que nuestras miradas se quedaban petrificadas en el tiempo, generando una felicidad infinita en mi alma, demostrada en un ligero suspiro seguido de una pequeña risilla, agradezco al cielo y a las estrellas, todas esas veces que al encontrármelo por casualidad, mi corazón saltaba de emoción, haciendo que toda la sangre subiera a mis mejillas, mientras mis piernas temblaban. Agradezco que el destino lo haya puesto en mi camino, pues esto llevo a que volviera a escuchar esas típicas canciones de amor, a que volviera a creer en este sentimiento tan hermoso pero tan doloroso, agradezco al firmamento por él, por mí y por el efímero nosotros. Y así esta historia nació de una mirada y murió en un suspiro.
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