Heridas.
He conciliado el sueño. Me ha costado bastante, pero al fin pude descansar, al fin pude olvidar por un rato, pero eso no importa, en realidad lo necesitaba. Me duele el alma. Siento como poco a poco mi alrededor se vuelve incoloro, sombrío, sin vida. Mis ganas de sobrevivir y mis alientos matutinos se van apagando lentamente, encarcelando mis esperanzas, dañando mis anhelos, retardando la creación de mis sueños. Me duele por dentro, ese pequeño espacio en medio del pecho, ahí, donde los creyentes de alguna religión aseguran que allí se encuentra nuestro espíritu, nuestra alma.
Cae una lágrima, caen dos, caen tres, se convierten en un rió de dolor, de desilusión, de enfermedad, pero ¿Enfermedad? ¿Tan delicado es el caso? A mi parecer, no se si es normal sentirse en medio de una obscuridad absoluta, donde ninguna mano amiga puede alcanzar mi hombro, asegurándome de que todo estaría bien.
No me siento incompleta, pero tampoco completa, ya que después de tanto tiempo de terapia psicológica sigue estando aquel inmenso hueco en mi corazón, aquel malestar en mis hombros como si llevara un gran peso sobre ellos. Sigue estando aquel sentimiento de lejanía y soledad. Después de pensar sobre el si vale la pena o no seguir intentándolo, me decido a levantarme, a sacar algo positivo de todo esto, pero a lo único que llego es a observarme, una vez más, frente al espejo, encontrándome con aquel reflejo aveces tan repugnante, aveces tan amante. Al detallar cada centímetro de mi rostro, me doy cuenta de que aquellas ojeras debajo de mis ojos, no son mas que la prueba definitiva de que todo anda mal en mi interior, en mis pensamientos. Como un retrato vivo de mi dolor interior.
Odiaba rotundamente el mirarme y el que otra persona me mirara sin permiso alguno, me sentía incomoda con mi aspecto físico y hasta con mi personalidad algunas veces, pues seguía sin conocerme totalmente. ¿Como puede alguien llegar y decirme que asegura conocerme tan bien que sabe como actuaré en ciertas situaciones? Eso es absurdo, por sobre todo aquellas que "saben" que es lo mejor para mí. No digo que esta mal que otra persona de un punto de vista diferente al mio, ya que eso es totalmente respetable, pero ¿Por qué tienen que opinar por sobre como llevo a cabo mi vida?
Es tan fácil alardear sobre algo que nos hace "especiales" o "diferentes a los otros" y es aún más fácil criticar a los demás cuando no hemos pasado por lo que esa persona ha pasado, es tan cruel la ignorancia cuando no nos colocamos en los zapatos de los demás.
Me propuse usar la mejor prenda que todas las personas deberíamos llevar a diario: mi sonrisa, no es mucho, pero es lo único que me queda tras aquella caída tan certera y tan aterradora.
¿Qué estoy haciendo? ¿Mintiendo? Le miento a las personas, fingiendo que estoy bien, le miento a mi reflejo, diciendo que me veo agradable hoy, y peor aún, me miento a mi misma, fingiendo y diciendo algo que en realidad no siento, algo que en verdad no esta pasando, restándole supuestamente dolor a mi ser interior. Y nuevamente, este, siendo mi circulo vicioso, caigo en la depresión, encerrándome en la obscuridad, creyendo que ese es mi refugio, donde nadie se atrevería a entrar, donde nadie me haría daño, donde nadie me encontraría otra vez.
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